Alcohol: Interfiere en la
erección de los hombres produciendo problemas en la misma y la respuesta sexual
en las mujeres, ya que es un depresor del sistema nervioso central.
Grasas y colesterol: Al ser
alimentos altamente energéticos muchos consideran que pueden ser beneficiosos
sexualmente hablando, pero por desgracia su verdadero efecto es que están
relacionados con problemas de erección, ya que actúan como vasoconstrictores.
Tabaco: Es un vasoconstrictor por
lo que hace que haya menos flujo de sangre en los genitales, en los hombres
dificulta la erección y en las mujeres la lubricación.
Antidepresivos: Pueden producir
una falta deseo sexual, en ambos sexos pueden hacer que cueste más llegar al
orgasmo, y tener síntomas similares a los del tabaco.
Otros fármacos: Como por ejemplo
los que pueden llegar a producir somnolencia son responsables de la pérdida de
deseo sexual.
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